viernes, 3 de mayo de 2013

Individualismo, ¿dónde?


El otro día asistí a una conferencia en la que se hablaba del grado de consideración al que había llegado el individuo dentro del capitalismo y la deshumanización que se había llevado a cabo por el sistema imperante. Se decía, que se habían potenciado ciertos comportamientos que poco tenían que ver con la naturaleza humana (nos han dicho, por ejemplo, que somos seres en sí mismos competitivos) y que esto ha llevado a una cosificación de lo humano altamente peligrosa. Hasta aquí nada nuevo, teniendo en cuenta que Marx otros ya manejaban estos conceptos para hacer ver la realidad del sistema.

Ahora bien, hasta aquí se hace mención de la sociedad en su conjunto ya que los conceptos naturaleza humana, cosificación de lo humano o sistema, no tratan al individuo propiamente dicho. ¿Qué podemos decir de él? Sin hacer un estudio detallado y dejándome llevar por mis simples intuiciones, puedo decir que el individuo ha sido descontextualizado, manipulado, utilizado… y que éste en una situación sumamente paradójica, ha captado precisamente lo contrario. Me explico con algún ejemplo: 1. tras la transición, la democracia representativa se convirtió en la panacea (aunque por supuesto no quiero detenerme en los errores de dicha democracia, por no hablar de dicha transición), exaltando la importancia del individuo en las urnas (Primera mentira). 2. La sociedad de consumo accesible a todo individuo propicia la igualdad (Segunda mentira). Y creo que es adecuado parar porque la lista sería interminable.

Y digo situación paradójica porque hablamos siempre a día de hoy de la sociedad como sumamente individualizada, y es cierto, ¿quién se atrevería a decir lo contrario? Moralmente nos movemos simple y llanamente por nuestros propios intereses. Pero, y aquí entra en quid de la cuestión: técnicamente nos utilizan como sociedad, como grupo. ¿Quién puede decir que es libre sin caer en contradicción? Es inútil utilizar a mi juicio la palabra libertad cuando las cadenas nos ahogan por todas las direcciones. En las elecciones somos simples electores de un dictador temporal, y digo dictador, no ya por mi ideología, sino porque el capital y el sistema financiero no entienden de democracia. Por otro lado, somos esclavos del consumo, ¿quién no ha sentido la necesidad imperiosa de comprar? Siempre suelo decirlo: ¿cómo cambiarían tus necesidades sin publicidad? Estos son algunos de los métodos y mecanismos que utiliza el sistema para tratarnos como rebaño.

Podemos analizar esta situación dividiendo a la población en dos grupos perfectamente diferenciados:
  1. El poder
  2. Los demás


No quiero caer en una falsa dicotomía, pero simplificar esto ayuda a entender mi posición. El poder crea estos mecanismos que son vistos desde el segundo plano (los demás) como iniciativas totalmente beneficiosas. Es en el segundo plano donde aparece, a través de estos mecanismos tal individualismo, pero en sí, el individualismo, es el resultado de estos procesos, que muy conscientemente son utilizados por el conjunto de los del poder para caer en lo que ha día de hoy estamos viendo que es un auténtico obstáculo a la hora de la organización.

¿En qué sentido? Creo que es fácil aclarar esto con una serie de preguntar retóricas, ¿cuánta gente no sale a la calle a manifestarse por quedarse en casa? ¿Cuánta gente no hace huelga por perder el salario de un solo día? ¿Cuánta gente es capaz de dejar a un lado el ordenador para dedicarse a luchar por el problema del otro?

Como conclusión resumo lo que quería expresar, objetivo que no sé si he cumplido. Lo que nosotros llamamos individualismo es simplemente un efecto de los procesos que los que hemos llamado del primer grupo utilizan como masa hacia nosotros, por lo que el individualismo es en sí mismo visto desde la sociedad como  una visión altamente fantasiosa. Tal individualismo no existe, no podemos alejarnos de nuestra especie, no podemos alejarnos de nuestra naturaleza, y por más que queramos negarlo, somos seres humanos que viven en sociedad, en grupo, y como tal somos manejados. La pregunta es, si estamos hechos para la sociedad, para entendernos como conjunto, ¿por qué no nos quitamos la venda y abrimos lo ojos? Una sociedad mejor, más colectivamente organizada no es ninguna utopía, es una necesidad social.


Por Filsafa

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