viernes, 10 de mayo de 2013

La Ⓐ en la pizarra




Es curioso cómo a día de hoy muchos no-anarquistas defienden una educación libertaria. Y digo curioso porque parece que no entienden que si se lleva a cabo una educación realmente libertaria, todo el sistema en equis años se caería abajo  ya que no sufriríamos la coerción y el adoctrinamiento por parte ni del Estado ni de la Iglesia.

Pero, ¿por qué se da este amor a la educación libre cuando no se quiere la libertad? En lo único que puedo pensar es que tenemos una noción de libertad bastante equivocada, pero esto daría lugar a otros debates y escritos.

Terminé el otro día este libro, la Ⓐ en la pizarra, escritos anarquistas sobre educación. Pongo el resumen: Tuvieron que pasar muchos años para que la escuela cambiara. Desde su concepción es un instrumento del poder para mantener el status quo: sin embargo, en el siglo XIX se inició un debate sobre el sentido de la escuela, la educación, transformándose en manos de los reformadores en una palanca para el cambio social. En ese debate tomaron partido los libertarios que, aunque no fueron ni los primeros ni los únicos en participar en el mismo, sí fueron lo más conscientes y comprometidos en la transformación de la escuela como paso previo para el cambio social.

Ejemplo de esta realidad lo encontramos en este libro donde se recopilan trabajos de significados pensadores ácratas como Paul Robin, Sebastien Faure, Ricardo Mella, Jean Grave, Francisco Ferrer, entre otros, que partiendo de distintas perspectivas, llegan a un mismo destino: la necesidad de crear personas libres para una sociedad libre. Demostrando su lectura que, a pesar del tiempo pasado, todavía el debate no está concluso, por mucho que el sentido de la modernidad nos lleve a creer que hemos superado todas estas cuestiones. ¿De verdad practicamos la coeducación?, ¿se transmite el conocimiento sin dogma?, ¿creamos personas o ciudadanos?, ¿se potencia el pensamiento crítico en la escuela? Muchas preguntas sin respuesta que necesitan de la deliberación conjunta pues en ello nos va el futuro como sociedad.

El libro es muy completo, trata temas muy variados, desde por qué es necesaria una educación así planteada, hasta cuáles son los métodos adecuados para llevarla a cabo, cuál debe ser la actitud del profesor, sin dejar de pasar el romper ciertos tópicos falaces que muchos creen que funcionan en las escuelas libres.

Lo que he echado en falta ha sido encontrarme con autores actuales, que planteen el problema desde el contexto contemporáneo, ya que el más cercano en el tiempo que aparece es Ferrer Guardia, que murió a comienzos del siglo XX. Podríamos decir, que el problema debe seguir manejando la misma dinámica, pero a día de hoy los mecanismos de control y de adoctrinamiento son mucho más sutiles (aunque la LOMCE ha conseguido que se evidencie bastante) y hay que hacer que se vean de alguna manera, siendo necesario que el problema se plantee con la mayor fuerza posible.

La modernidad ha pretendido encontrar la educación perfecta la población tildándola de pública, obligatoria y necesaria, pero hay que pensar si está realmente bien planteada, y a muy juicio, deja mucho, demasiado que desear.

Por filsafa







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